18 diciembre, 2004

Una española denuncia el tráfico de órganos en Mozambique

La hermana Juliana Calvo recibirá el premio Mundo Negro a la Fraternidad el próximo 6 de noviembre

David contra Goliat. El convento de clausura Mater Dei de las Siervas de María en Nampula (Mozambique) se ha convertido en el aguijón de las conciencias de traficantes y autoridades políticas. Sus vidas están tasadas en 3.000 euros, pero la hermana Juliana no tiene miedo. "Dios da a cada uno la fuerza que necesita", señala con una sonrisa pacífica que hiela el alma

El próximo 6 de noviembre, la hermana Juliana Calvo recibirá el premio Mundo Negro a la Fraternidad que todos los años otorgan los misioneros combonianos. Ella es la protagonista de una batalla contra el creciente tráfico de órganos en Nampula. En esta región mozambiqueña, el "tráfico" se ha convertido en un creciente negocio. La vida no vale nada y la población autóctona recela de los blancos. Con razón. Más de 1.000 personas desaparecen o son sacrificadas anualmente. Los caminos se han vuelto inseguros y la población autóctona tiene miedo.

La extracción de órganos vitales es ya una larga tradición en Nampula. En el acto de investidura de los reyes locales -todavía existentes- se manda sacrificar a un enemigo. Tras el sacrificio, el rey se siente sobre la cabeza del sacrificado en muestra de autoridad. A estos ritos hay que sumar la tradición de los comerciantes árabes e hindúes emigrados a Mozambique, que arrancar corazones latientes para colocarlo en las paredes de sus casas. Según su sangrienta tradición, el "gesto" da buena suerte en los negocios.

Agreguen a este cóctel los ritos satánicos y la magia negra, que también existen. Todo ello en un país sin medios de transporte público, sin infraestructuras, sin modos de vida para los varones, sin más futuro para las viudas que la prostitución, con un enorme déficit de educación, con una corrupción generalizada y donde las calificaciones de la escuela se compran en dinero o cuerpo. El fin del mundo para las cuatro españolas entregadas al servicio a los demás en Nampula.

Querían misionar y atravesaron la independencia de Portugal, el comunismo, la miseria y las dificultades. Entre ellas, la escalada de tráfico de órganos, que despega en el 2002. Las hermanas escuchan noticias, leen en el periódico, pero continúan su labor de oración y asistencia social. Se sienten incapaces de hacer nada al respecto. Hasta que en el 12 de octubre de 2002, las monjas del Mater Dei tuvieron conocimiento directo del caso Sarima, una niña de 12 años, vendedora de plátanos.

Un hombre le ofreció comprar toda su mercancía. Al día siguiente su cuerpo apareció muerto cerca de la huerta del convento, vaciada de sus órganos vitales y arrancados los ojos. El concejal de la aldea mandó cavar y enterrar el cuerpo de Sarima. La policía exigió 12 euros -una fortuna para las familias mozambiqueñas- si querían emprender la investigación. Obviamente los padres optaron por llevar el cuerpo al su cementerio familiar.

Al poco tiempo, las hermanas tuvieron conocimiento de la existencia de Félix Mario, un chaval que estuvo retenido en la casa vecina al convento durante tres semanas. Su dueño -conocido en la comarca como "el blanco"- lo había "comprado" por 3.000 dólares. "Si quieres ser rico no hace falta que estudies ni que trabajes. Basta con que me busques un niño", le dijo el "blanco" a Dionisio, un pobre hombre sin oficio ni beneficio. Dionisio se lo llevó y cobró. Pero Félix consiguió escapar. Las monjas pelearon para que se hiciera justicia, pero el comandante provincial resultó ser amante de la hermana de Dionisio y el Fiscal General mandó cerrar el caso.

Probablemente Félix estaba en una "casa de engorde". Sor Juliana tiene constancia de al menos dos de estas casas donde se retiene a niños, se les da de comer y de jugar y finalmente se les lleva a sacrificar. "O bien trafican los órganos, o bien las personas", señala sor Juliana, que apunta al hospital de trasplantes de Durban (Sudáfrica) como el lugar donde seguramente acaban estos niños. "Es una red internacional muy bien organizada. Las extracciones de órganos son técnicamente muy buenas. Y Si algún niño logra escapar del engordadero, desmantelan la casa en menos de 24 horas", señala.

Las sospechas sobre el "blanco" saltaron el 27 de octubre de 2002. El policía Saimone -que protege el convento desde que en 1992 la embajada española interviniese para garantizar su seguridad- regresaba a su puesto de vigilancia en bicicleta. Al pasar por la finca vecina, los perros se le echaron encima. El se protegió con su bicicleta y pidió ayuda, pero el "blanco" comenzó a zarandearlo humillándolo. Finalmente otros dos policías consiguieron salvarlo, pero nuevamente el caso quedó impune.

Desde entonces el Mater Dei ha tenido información sobre cadáveres vaciados, aparición de ropas ensangrentadas y niños desaparecidos en las inmediaciones de la finca del "blanco". A finales de 2003 denunciaron a las autoridades de Nampula la desaparición de más de 100 niños y adolescentes así como el hallazgo de fosas comunes de niños vaciados de órganos. La fiscalía les dice que están investigando, pero las muertes y desapariciones se suceden y la policía "tapa" literalmente los cadáveres sin realizar investigación alguna. “Hay gente grande que financia las campañas electorales de los gobiernos y que impide la investigación”, sostiene sor Juliana. ¿Lo ultimo? El pasado 28 de septiembre fueron descubiertos esqueletos humanos en el río Muenedzi, en la ciudad de Chimoio. Unos más, porque todos los agricultores descubren habitualmente esqueletos en sus campos de labranza y no lo denuncian por miedo.

Pero ellas no callan y gritan a los cuatro vientos que el tráfico existe y crece. Siguen denunciando los casos que conocen, “aunque sea como darle patadas a una montaña, nunca se mueve". Tras las 258.000 firmas recogidas por la orden en todo el mundo, la ONU y el Parlamento Europeo propusieron enviar una Comisión de Investigación que fue rechazada por el gobierno: "De momento no es necesario".

Sin embargo, el 5 de agosto de 2004 ya se conoció el 2º informe del Fiscal General, Joaquim Madeira. Se reconoce más de una decena de casos de tráfico en el 2003, aunque opta por no dar nombres en virtud de la "ética profesional". Sí cita en cambio de la brasileña Elilda dos Santos, una a la seglar consagrada que vivió y compartió con el Mater Dei la denuncia del “tráfico”. Elilda regresó a Brasil porque no soportó las presiones de las autoridades mozambiqueños y desesperó ante el freno gubernamental de las investigaciones.

Pero las hermanas no pierden la esperanza, porque como afirma Juliana, "cuanto más cerca se está de Dios, más sensible se es a los problemas que te rodean". Quizás por eso, el Mater Dei -conocido como el pulmón espiritual de la diócesis- ha sido la única voz que ha clamado en el desierto. Ni la Asociación por los Derechos Humanos, ni los conventos vecinos, ni la nunciatura apostólica ha tenido la "fuerza de Dios" para denunciar los atropellos en Mozambique. Y lo seguirán haciendo. No temen a las amenazas de muerte que se llevaron la vida de la misionera luterana brasileña, Doraci Edinger, el pasado 23 de febrero. Porque sólo temen a Dios y realmente viven de El.

"En Europa empezaría por la Iglesia"

La hermana Juliana es una mujer de una fuerza vital y una paz de espíritu que impresiona. Y Ud, ¿qué batallas daría si estuviera en España?, le pregunto. "Yo empezaría por la Iglesia, porque la veo demasiado acomodada, y una persona acomodada es una persona sin fuerza". Este es el diagnóstico de la prioridad para sor Juliana en su tierra natal: hacer despertar a la Iglesia, sembrar el verderaro espíritu apostólico, quemar las almas del fuego evangelizador. "La diplomacia no va muy bien con el Evangelio", señala. Sin ataduras, sin amarres, sin comodidades, sin esperar seguridad alguna. "Dios bendijo el sufrimiento, pero somos demasiado cerrados para verlo", apunta

No es retórica. Es el testimonio vivo de una mujer que trabaja sin descanso por los pobres, enfermos, huérfanos y viudas, que se quema ante la injusticia, que ha sufrido la metralleta a la espalda, el saqueo, la penuria, y el agotamiento. La madre Juliana sabe lo que el comunismo africano. Ha estado cercana a la muerte en varias ocasiones. Sabe lo que es el sufrimiento. A lo mejor por eso sonríe con paz

Por Luis Losada Pescador

En ALBA

15 diciembre, 2004

¿ TRÁFICO DE NIÑOS Y DE ÓRGANOS EN NAMPULA, MOZAMBIQUE?

¿ TRÁFICO DE NIÑOS Y DE ÓRGANOS EN NAMPULA, MOZAMBIQUE?

Mapa de Nampula y alrededores

El jueves, día 9 de diciembre, las CCP fuimos invitadas por el Comité Oscar Romero a asistir a la entrega del Primer Premio Oscar Romero a dos monjas aragonesas (María del Carmen y Palmira Calvo, turolenses), del monasterio Mater Dei de Nampula (Mozambique), de la Comunidad de Siervas de María, otorgado por la denuncia del posible tráfico de órganos y de niños y niñas adolescentes en Nampula. El premio fue recogido por la hermana María Juliana (Maria del Carmen), priora de esa comunidad, que estuvo acompañada por otra de sus hermanas, no sólo biológica sino también de fe, que vive en Japón.

Las dos monjas fueron a Mozambique en 1973, estableciéndose en Nampula, inicialmente en un terreno que les cedió una comunidad de combonianos, y con posterioridad en un monasterio -nacionalizado al obispado- que les cedió el gobierno. Desde entonces, tras diversos aconteceres políticos difíciles como la guerra por la independencia del país y la llegada del comunismo, vienen desarrollando sus tareas de contemplación -comunidad contemplativa, con las puertas abiertas a todos- y acompañamiento a las comunidades cristianas que han ido surgiendo (“iglesia viva, ministerial, las y los laicos asumen todo, menos la misa”), formación de monjas, trabajo en el campo y en los poblados cercanos, atención a pobres, enfermos, refugiados, viudas... y fundamentalmente acogida de niños y niñas huérfanos, más de 60 en el monasterio, además de atención a los meninos da rua que viven en las proximidades de la catedral de Nampula.

En estos momentos son 28 las monjas, tres españolas y el resto mozambiqueñas, además de una laica consagrada brasileña (Elilda dos Santos), que viven en el monasterio Mater Dei. Todas sus instalaciones son modestas, y las van construyendo entre todos: los muros del convento son de cañas del río, el edificio para acogida a los niños y niñas huérfanos es de adobe, la sala de la comunidad la constituye la sombra de los árboles..... Se financian con el cultivo de los campos que tienen en las aproximadamente 70 hectáreas que ocupa la finca así como con las ayudas que les proporcionan los vecinos. El monasterio se encuentra a unos 10 km de Nampula (300.000 habitantes), entre campos, minas de piedras preciosas y montañas, próximo a un aeródromo, y sus únicos vecinos son los poblados nativos, la comunidad comboniana y una finca donde viven una pareja de blancos (danesa e irlandés).

Esta “idílica misión” se ha convertido en una pesadilla desde 1996, pero especialmente desde el 2002. En el país, el último año y medio han sido denunciadas, casi siempre por los padres, más de 50 desapariciones de adolescentes de entre 12 y 15 años; durante el 2002 las monjas echaron de menos a unos 65 meninos de la rua, de los 80 que ellas alimentaban una vez al día y que ahora han desaparecido; los niños que quedan les dicen que “vino un señor, les propuso darles algo…, se fueron con él... “ y ya no han vuelto a verlos.

El 12 de octubre del 2002 un suceso conmovió a la comunidad religiosa y a toda la ciudad. Una niña de 12 años, Salima Iburano, estudiante en una escuela local, iba junto a una prima al centro de Nampula a vender bananas al mercado. Dos jóvenes negros se les acercaron y les ofrecieron comprar la fruta siempre y cuando las acompañasen a buscar el dinero. Salima fue con ellos y su prima no; nunca la volvieron a ver viva, ya que su cuerpo apareció al día siguiente, sin ojos, corazón ni riñones. A pesar de la denuncia, la policía se limitó a enterrar el cuerpo.

En febrero del 2003 aparecieron dos cadáveres en las inmediaciones del aeródromo, sin ojos ni órganos internos. En junio y julio encontraron restos de sangre en dos terrenos distintos, también en el camino que va hacia el monasterio, junto a unos libros escolares y ropa íntima femenina….También se habla de que hay casas donde se esconde a niños y niñas hasta trasladarlos a otros lugares.... El 15 de julio un joven, Dionisio Da Silva quiso vender a un menor, Félix Mario, por unos 3200 euros a los vecinos blancos; al darse cuenta de la noticia, los trabajadores de los “vecinos blancos” lo llevaron al monasterio y, todos juntos, a la policía. ¿Qué hizo la policía?.... Esto abrió los ojos a Elilda y a la hermana Juliana.

Con un coraje asombroso y un trabajo metódico, las Siervas de María fueron recopilando datos y denunciando la situación a los estamentos oficiales del país, a la Organización de Derechos Humanos, a Amnistía Internacional.... y a la jerarquía eclesial. Ellas sospechan que algo tendrán que ver esos vecinos blancos, instalados hace poco tiempo en la zona -unas 300 hectáreas de terreno- con intención de poner una granja de pollos que hoy no existe, porque han visto coches y avionetas volando por la noche en una zona abandonada del aeródromo, contigüa a la supuesta granja. La situación del convento -entre la finca donde son conducidas las víctimas y el aeródromo donde presuntamente se trasladan de noche las cajas con los órganos para sacarlos del país- les habría permitido reunir información sobre estos crímenes.Como era de esperar, las monjas han sido amenazadas y por el momento han escapado a varios intentos de agresión. Doraci Edinger, misionera luterana en Nampula, quien también había denunciado tráfico de órganos relacionados con niños, fue asesinada brutalmente a martillazos el 23 de febrero del 2003 en su propia casa; y Elilda, ha abandonado en mayo el país por no poder soportar el acoso y la persecución a la que ha sido sometida.

Sus denuncias están siendo investigadas por fín por la Procuraduría General de la República, cuyo máximo representante ha reconocido recientemente que existen indicios que parecen demostrar la existencia de tráfico de niños y de órganos en Mozambique (la primera vez que se pronunció al respecto dijo lo contrario). Las monjas acudieron directamente a él, tras comprobar que la policía no les ofrecía confianza suficiente (existe una gran corrupción por todo el país). También la jerarquía católica les apoya en su lucha; el arzobispo de Nampula ha emitido varios comunicados en los que denuncia la situación y pide que se investiguen los hechos.

La propia hermana Juliana contestó durante una hora a las preguntas del Parlamento Italiano respecto al tema. Diputados portugueses también han denunciado los hechos en el Parlamento Europeo, quien, tras las reuniones pertinentes, aprobó la concesión de una ayuda de 10.000 euros a Mozambique para potenciar la investigación policial y judicial. En España se han escrito varios artículos en periódicos (El País, El Mundo… ) y se han emitido algunos reportajes televisivos (TVE, TV5……).

Por supuesto, hay mucha gente que duda de sus palabras, que dice que no es posible utilizar los órganos para trasplante en esa situación tan precaria de medios y que lo único que quieren las monjas es “la tierra de sus vecinos blancos” o darse publicidad. Lo único cierto es que los niños y niñas ya no están vivos, el para qué hayan servido sus cuerpos o sus órganos (prostitución, cosmética, ceremonias satánicas…..) no importa.

La hermana Juliana y el padre Juan

A pesar de todo, los asesinatos y desapariciones aún no han sido resueltos. Por el momento, el único juicio que se ha celebrado es el del joven Dionisio Da Silva, acusado de intento de venta del menor Félix Mario, y condenado a 7 años de cárcel. Quedan pendientes todavía por juzgar varias denuncias, pero .... ¿Qué podemos hacer desde aquí? Lo más urgente, informarnos para conocer la situación con más detalle. Para ello se pueden consultar varias web ((www.hazteoir.org; www.meninosdenampula.org, www.eltestigofiel.com)), donde se pueden descargar diversos documentos y artículos de prensa. Además, se ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas para ir remitiendo periódicamente a las autoridades del país, que podéis obtener en la primera web.

Si hubiéseis estado allí, habríais comprobado que, por encima del dolor, la hermana Juliana irradiaba dulzura, alegría interior y sonrisas. Con qué paz contaba los hechos, con esa paz que sólo viene de su fuerte creencia en Dios, de su forma de ver la contemplación –mirar el mundo con los ojos de Dios, en sus palabras- y cómo manifestaba su firme decisión de volver allí en breve y seguir atendiendo a sus niños y a sus pobres y continuar las denuncias, que son las tareas que ahora Dios le ha puesto en su mano.

09 diciembre, 2004

¿ TRÁFICO DE NIÑOS Y DE ÓRGANOS EN NAMPULA, MOZAMBIQUE?

¿ TRÁFICO DE NIÑOS Y DE ÓRGANOS EN NAMPULA, MOZAMBIQUE?

fuente: http://ccparagon.pangea.org/mundoabierto/Mozambique.htm


Mapa de Nampula y alrededores

El jueves, día 9 de diciembre, las CCP fuimos invitadas por el Comité Oscar Romero a asistir a la entrega del Primer Premio Oscar Romero a dos monjas aragonesas (María del Carmen y Palmira Calvo, turolenses), del monasterio Mater Dei de Nampula (Mozambique), de la Comunidad de Siervas de María, otorgado por la denuncia del posible tráfico de órganos y de niños y niñas adolescentes en Nampula. El premio fue recogido por la hermana María Juliana (Maria del Carmen), priora de esa comunidad

Las dos monjas fueron a Mozambique en 1973, estableciéndose en Nampula, inicialmente en un terreno que les cedió una comunidad de combonianos, y con posterioridad en un monasterio -nacionalizado al obispado- que les cedió el gobierno. Desde entonces, tras diversos aconteceres políticos difíciles como la guerra por la independencia del país y la llegada del comunismo, vienen desarrollando sus tareas de contemplación -comunidad contemplativa, con las puertas abiertas a todos- y acompañamiento a las comunidades cristianas que han ido surgiendo (“iglesia viva, ministerial, las y los laicos asumen todo, menos la misa”), formación de monjas, trabajo en el campo y en los poblados cercanos, atención a pobres, enfermos, refugiados, viudas... y fundamentalmente acogida de niños y niñas huérfanos, más de 60 en el monasterio, además de atención a los meninos da rua que viven en las proximidades de la catedral de Nampula.

En estos momentos son 28 las monjas, tres españolas y el resto mozambiqueñas, además de una laica consagrada brasileña (Elilda dos Santos), que viven en el monasterio Mater Dei. Todas sus instalaciones son modestas, y las van construyendo entre todos: los muros del convento son de cañas del río, el edificio para acogida a los niños y niñas huérfanos es de adobe, la sala de la comunidad la constituye la sombra de los árboles..... Se financian con el cultivo de los campos que tienen en las aproximadamente 70 hectáreas que ocupa la finca así como con las ayudas que les proporcionan los vecinos. El monasterio se encuentra a unos 10 km de Nampula (300.000 habitantes), entre campos, minas de piedras preciosas y montañas, próximo a un aeródromo, y sus únicos vecinos son los poblados nativos, la comunidad comboniana y una finca donde viven una pareja de blancos (danesa e irlandés).

Esta “idílica misión” se ha convertido en una pesadilla desde 1996, pero especialmente desde el 2002. En el país, el último año y medio han sido denunciadas, casi siempre por los padres, más de 50 desapariciones de adolescentes de entre 12 y 15 años; durante el 2002 las monjas echaron de menos a unos 65 meninos de la rua, de los 80 que ellas alimentaban una vez al día y que ahora han desaparecido; los niños que quedan les dicen que “vino un señor, les propuso darles algo…, se fueron con él... “ y ya no han vuelto a verlos.

El 12 de octubre del 2002 un suceso conmovió a la comunidad religiosa y a toda la ciudad. Una niña de 12 años, Salima Iburano, estudiante en una escuela local, iba junto a una prima al centro de Nampula a vender bananas al mercado. Dos jóvenes negros se les acercaron y les ofrecieron comprar la fruta siempre y cuando las acompañasen a buscar el dinero. Salima fue con ellos y su prima no; nunca la volvieron a ver viva, ya que su cuerpo apareció al día siguiente, sin ojos, corazón ni riñones. A pesar de la denuncia, la policía se limitó a enterrar el cuerpo.

En febrero del 2003 aparecieron dos cadáveres en las inmediaciones del aeródromo, sin ojos ni órganos internos. En junio y julio encontraron restos de sangre en dos terrenos distintos, también en el camino que va hacia el monasterio, junto a unos libros escolares y ropa íntima femenina….También se habla de que hay casas donde se esconde a niños y niñas hasta trasladarlos a otros lugares.... El 15 de julio un joven, Dionisio Da Silva quiso vender a un menor, Félix Mario, por unos 3200 euros a los vecinos blancos; al darse cuenta de la noticia, los trabajadores de los “vecinos blancos” lo llevaron al monasterio y, todos juntos, a la policía. ¿Qué hizo la policía?.... Esto abrió los ojos a Elilda y a la hermana Juliana.

Con un coraje asombroso y un trabajo metódico, las Siervas de María fueron recopilando datos y denunciando la situación a los estamentos oficiales del país, a la Organización de Derechos Humanos, a Amnistía Internacional.... y a la jerarquía eclesial. Ellas sospechan que algo tendrán que ver esos vecinos blancos, instalados hace poco tiempo en la zona -unas 300 hectáreas de terreno- con intención de poner una granja de pollos que hoy no existe, porque han visto coches y avionetas volando por la noche en una zona abandonada del aeródromo, contigüa a la supuesta granja. La situación del convento -entre la finca donde son conducidas las víctimas y el aeródromo donde presuntamente se trasladan de noche las cajas con los órganos para sacarlos del país- les habría permitido reunir información sobre estos crímenes.Como era de esperar, las monjas han sido amenazadas y por el momento han escapado a varios intentos de agresión. Doraci Edinger, misionera luterana en Nampula, quien también había denunciado tráfico de órganos relacionados con niños, fue asesinada brutalmente a martillazos el 23 de febrero del 2003 en su propia casa; y Elilda, ha abandonado en mayo el país por no poder soportar el acoso y la persecución a la que ha sido sometida.

Sus denuncias están siendo investigadas por fín por la Procuraduría General de la República, cuyo máximo representante ha reconocido recientemente que existen indicios que parecen demostrar la existencia de tráfico de niños y de órganos en Mozambique (la primera vez que se pronunció al respecto dijo lo contrario). Las monjas acudieron directamente a él, tras comprobar que la policía no les ofrecía confianza suficiente (existe una gran corrupción por todo el país). También la jerarquía católica les apoya en su lucha; el arzobispo de Nampula ha emitido varios comunicados en los que denuncia la situación y pide que se investiguen los hechos.

La propia hermana Juliana contestó durante una hora a las preguntas del Parlamento Italiano respecto al tema. Diputados portugueses también han denunciado los hechos en el Parlamento Europeo, quien, tras las reuniones pertinentes, aprobó la concesión de una ayuda de 10.000 euros a Mozambique para potenciar la investigación policial y judicial. En España se han escrito varios artículos en periódicos (El País, El Mundo… ) y se han emitido algunos reportajes televisivos (TVE, TV5……).

Por supuesto, hay mucha gente que duda de sus palabras, que dice que no es posible utilizar los órganos para trasplante en esa situación tan precaria de medios y que lo único que quieren las monjas es “la tierra de sus vecinos blancos” o darse publicidad. Lo único cierto es que los niños y niñas ya no están vivos, el para qué hayan servido sus cuerpos o sus órganos (prostitución, cosmética, ceremonias satánicas…..) no importa.

A pesar de todo, los asesinatos y desapariciones aún no han sido resueltos. Por el momento, el único juicio que se ha celebrado es el del joven Dionisio Da Silva, acusado de intento de venta del menor Félix Mario, y condenado a 7 años de cárcel. Quedan pendientes todavía por juzgar varias denuncias, pero .... ¿Qué podemos hacer desde aquí? Lo más urgente, informarnos para conocer la situación con más detalle. Para ello se pueden consultar varias web ((www.hazteoir.org; www.meninosdenampula.org, www.eltestigofiel.com)), donde se pueden descargar diversos documentos y artículos de prensa. Además, se ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas para ir remitiendo periódicamente a las autoridades del país, que podéis obtener en la primera web.

Si hubiéseis estado allí, habríais comprobado que, por encima del dolor, la hermana Juliana irradiaba dulzura, alegría interior y sonrisas. Con qué paz contaba los hechos, con esa paz que sólo viene de su fuerte creencia en Dios, de su forma de ver la contemplación –mirar el mundo con los ojos de Dios, en sus palabras- y cómo manifestaba su firme decisión de volver allí en breve y seguir atendiendo a sus niños y a sus pobres y continuar las denuncias, que son las tareas que ahora Dios le ha puesto en su mano.

06 diciembre, 2004

Los nuevos negocios internacionales: Trata de personas y óvulos en Colombia

Al lado de la trata de hombres, mujeres y niños/as, está apareciendo en el país el tráfico de óvulos para la venta.

Entre 45 mil y 50 mil mujeres, hombres y niños colombianos ejercen la prostitución en el mundo, según informaciones del ‘Departamento Administrativo de Seguridad’ (DAS). En Colombia las redes de ese tráfico han llevado a ejercer ese oficio a ciudadanos de este país en América Latina, Europa y Asia. Según la misma fuente, en España se considera que hay cerca de ocho mil mujeres colombianas dedicadas a la prostitución de manera forzada.

En los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, en el centro oeste de Colombia, es en donde se registran más casos y denuncias sobre este delito. Después de dichos departamentos, los más afectados según las estadísticas de 2003 son el Valle del Cauca (suroeste) y Antioquia (noroeste), seguidos por Bogotá.

Según investigaciones del 'grupo Humanitas' de la Policía, los traficantes son, en su mayoría, proxenetas reconocidos en las principales ciudades del país que reclutan mujeres entre 14 y 34 años de edad, necesitadas de dinero.

Entre las nuevas formas de trata que han aparecido en el país, hay también el tráfico de óvulos. Según una noticia reportada en El Colombiano (29 de julio de 2003), "cientos de mujeres colombianas se enfrentan, a diario, a la promesa de una remuneración económica por dejarse extraer los óvulos". Así que al mercado negro del tráfico de órganos se suma la comercialización de las células sexuales femeninas. Según los reportes de algunas víctimas, hay quienes reciben ofertas de hasta cinco millones de pesos por permitir la extracción de sus óvulos en el país mismo; a otras se le propone de viajar a destinos tan lejanos como Japón, pero luego del procedimiento son obligadas a la prostitución.

Fuente: Agencias
Fonte:
Redazione 'Terrelibere'